MADRE DEL BUEN PASTOR
-Por la redacción-
Las Hermanas de Jesús Buen Pastor “Pastorcitas”, Congregación fundada por el Beato Santiago Alberione el 7 de octubre de 1938, como parte de la Familia Paulina, en su espiritualidad cuentan con la especial devoción a la Madre del Buen Pastor, que celebran cada 3 de septiembre.

El Beato Santiago Alberione, desde niño, fue muy devoto de María. Como Fundador, dejó a toda la Familia Paulina la devoción a María Reina de los Apóstoles, y quiso que las hermanas Pastorcitas invocaran a María con el título de Madre del Buen Pastor.
Esta era una devoción presente en la Iglesia, difundida por los Frailes Capuchinos ya desde 1703, sobre todo en España y en América Latina, y también en algunas regiones de Italia, como Sicilia, Calabria, Toscana y Parma.
El Beato Alberione contribuyó a la iconografía de la devoción: pensaba en María Pastora de pie (y no sentada, como la difundida por los Capuchinos). Así, hizo representar en el mosaico de Casa Madre, en Albano Laziale (Roma), a María que nutre el rebaño, con la presencia de Jesús pastorcito al centro. Muchas veces encontramos en sus predicaciones la referencia a María Pastora al pie de la Cruz, como ha sido representada en el actual mosaico de la Casa Generalicia.
A ejemplo de María, la Madre del Buen Pastor, hemos de vivir la colaboración en el ministerio pastoral de Cristo, como “madres y hermanas” de todos aquellos que forman parte del pueblo de Dios.
ORACIÓN A LA MADRE DEL DIVINO PASTOR
Oh María, Madre de Dios, todas las generaciones cantan tu gloria porque el Señor hizo en ti maravillas.
Tú eres inmaculada… la virgen llena de gracia, la Hija predilecta del Padre, la excelsa esposa del Espíritu Santo, todo ello con el fin de ser digna Madre del Buen Pastor y nuestra Pastora.
De tu ser se formó el corazón del Divino Pastor, que tu alimentaste, amaste, escuchaste, seguiste y contemplaste moribundo por nosotros en la cruz. De Él y de ti nos viene todo: la Iglesia, los sacramentos, la gracia, el Evangelio, la redención, el sacerdocio, la eucaristía, la vida religiosa, la vida eterna. Tú eres la alegría de la iglesia triunfante, la esperanza de la Iglesia peregrina. También yo quiero ser tuya como Jesús. Cuanto soy y cuanto tengo te lo entrego.
Oh María, Madre del Buen Pastor y Divina Pastora, guíame y santifícame. Amén.
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