EL SIGNIFICADO DE LA CASA BARRIDA Y LOS ESPÍRITUS INMUNDOS
-Por Lic. Santiago F. Garavaglia-
En el Evangelio de Mateo, Jesús ofrece una enseñanza enigmática sobre la naturaleza de los espíritus inmundos y la importancia de la vida espiritual constante. El pasaje de Mt 12,43-45 dice: "Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, recorre lugares áridos buscando descanso, y no lo encuentra. Entonces dice: Me vuelvo a la casa de donde salí. Al volver, la encuentra deshabitada, barrida y arreglada. Entonces va, se asocia a otros siete espíritus peores que él, y se meten a habitar allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el comienzo. Así le sucederá a esta generación malvada."

Este texto, aunque breve, está lleno de simbolismo y tiene un mensaje profundo sobre la naturaleza del mal y la lucha espiritual que los seres humanos enfrentan. A través de esta parábola, Jesús no solo advierte sobre el peligro de una espiritualidad superficial, sino también sobre la vulnerabilidad a un mayor mal si no se vive en una continua relación con Dios.
Contexto del Pasaje
Este pasaje se encuentra dentro de una serie de discursos de Jesús sobre los milagros, la oposición que enfrenta de los fariseos, y la incredulidad de las personas ante sus señales. En los versículos anteriores, Jesús había expulsado demonios y estaba explicando la naturaleza del Reino de Dios y cómo el mal puede ser derrotado. La referencia a la "casa barrida y en orden" refleja el estado de una persona después de haber sido liberada de una influencia maligna.
El contexto cultural de la época ayuda a entender este pasaje: en el judaísmo del siglo I, la creencia en la existencia de espíritus malignos era común, y el exorcismo, es decir, la expulsión de demonios, era visto como una señal del poder de Dios. Jesús, al realizar exorcismos, demostraba su autoridad divina, pero también advertía sobre la necesidad de una transformación profunda, no solo la liberación de la influencia maligna.
El espíritu impuro y la casa barrida
En la metáfora de Jesús, el "espíritu impuro" es un demonio o influencia maligna que ha sido expulsado de una persona. Jesús describe cómo este espíritu vaga por "lugares áridos", buscando dónde descansar. En la tradición judía, los desiertos y lugares desolados eran considerados refugios para espíritus malignos, porque estaban alejados de la vida humana y la presencia de Dios. La imagen del espíritu buscando descanso sugiere que el mal no desaparece simplemente cuando se expulsa, sino que busca nuevas oportunidades para regresar.
Cuando el espíritu decide volver a la "casa" de donde salió —es decir, la persona—, la encuentra "deshabitada, barrida y arreglada". Esto parece, a primera vista, una buena señal: la casa está limpia, lo que sugiere que la persona ha sido liberada del mal. Sin embargo, hay un problema grave: la casa está "deshabitada". Esto implica que, aunque la persona ha sido liberada del espíritu maligno, no ha llenado ese vacío con algo positivo, como una relación con Dios o una vida transformada. En otras palabras, el mal ha sido expulsado, pero la persona no ha tomado medidas para llenarse de bien.
La vulnerabilidad al Regreso del Mal
El hecho de que la casa esté vacía la hace vulnerable. El espíritu maligno, al ver la oportunidad, regresa y trae consigo otros siete espíritus "más malignos", lo que hace que el estado de la persona sea peor que antes. Aquí Jesús enfatiza que la liberación del mal no es suficiente; si una persona no llena su vida con algo más —una relación profunda con Dios, una vida de fe—, queda expuesta a una mayor influencia del mal.
Esta enseñanza tiene una profunda relevancia espiritual. Jesús nos advierte que no basta con eliminar el mal de nuestra vida; también debemos tomar acciones positivas para fortalecer nuestra vida espiritual. De lo contrario, corremos el riesgo de ser más vulnerables al pecado y a las influencias negativas.
Aplicación para hoy
En términos prácticos, este pasaje tiene muchas aplicaciones para la vida cristiana actual. Por ejemplo, una persona puede liberarse de una adicción o un mal hábito, pero si no llena ese vacío con hábitos saludables y espirituales, podría recaer en un estado peor. De igual manera, una vida sin dirección espiritual o sin una relación activa con Dios queda expuesta a ser llenada por otras influencias que no siempre son buenas.
Este pasaje nos recuerda la importancia de mantener una vida espiritual activa y vigilante. No podemos simplemente "barrer" de nuestra vida lo malo; debemos llenarla con el bien, con la Palabra de Dios, la oración y personas que nos hagan crecer en la fe, en la esperanza y en la caridad (virtudes teologales). Si no lo hacemos, el vacío que dejamos puede ser ocupado por algo mucho peor.
Otras referencias bíblicas
Este tema de la lucha constante entre el bien y el mal se refleja en otras partes de la Escritura. En Mt 12,30, Jesús dice: "El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama". Esto refuerza la idea de que no hay neutralidad en la vida espiritual; siempre estamos en un proceso de crecimiento o decadencia.
Asimismo, en Lc 11,24-26, Jesús narra una versión casi idéntica de esta parábola, subrayando la importancia de llenar nuestra vida con el Espíritu Santo después de haber sido liberados de cualquier mal.
Pablo también habla de la necesidad de una vida llena del Espíritu en Ef 5,18, donde exhorta a los cristianos: "No se embriaguen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu". Aquí Pablo subraya que no solo debemos evitar lo malo, sino buscar activamente lo bueno.
Conclusión: llenar el vacío con lo Divino
La enseñanza de Jesús en Mt 12,43-45 es un recordatorio poderoso de la necesidad de una vida espiritual activa y comprometida. No basta con simplemente limpiar nuestra "casa" de influencias malignas o malos hábitos; debemos llenarla con la presencia de Dios, de lo contrario, corremos el riesgo de ser atacados por el mal de una manera aún más intensa.
Este pasaje es, en última instancia, una advertencia y una invitación. Nos advierte del peligro de una espiritualidad superficial, donde nos contentamos con simplemente evitar el mal sin buscar el bien. Pero también nos invita a profundizar nuestra relación con Dios, a llenarnos de Su gracia y Su verdad, para que nuestra "casa" esté siempre ocupada y protegida por la presencia del Espíritu Santo. |