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COMPARTIR PARA SANAR
-Por Clara Nieto-

Septiembre es el mes dedicado a la prevención del suicidio, un tiempo en el que se pone especial énfasis en la importancia de la salud mental de cada individuo.

Tomarse un momento para reflexionar sobre las señales que podrían estar manifestando aquellas personas que atraviesan momentos difíciles puede ayudarnos a ser un puente de salvación para nuestro prójimo.

En un mundo inundado de tecnología, donde la información está a un clic de distancia, es fácil caer en la desinformación sobre ciertos temas. ¿Qué es la salud mental? ¿Por qué es importante educarnos al respecto? La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como “un estado de bienestar que nos permite encontrar un equilibrio en nuestras vidas y así lograr realizar las actividades diarias, aportando al mismo tiempo algo bueno a nuestra sociedad”.

A pesar de esta definición tan concisa, para muchas personas alcanzar ese equilibrio resulta todo un desafío. Algunas se sienten solas e incomprendidas por quienes las rodean, incapaces de apreciar las bendiciones de Dios a su alrededor. Pero esto va más allá de tomar conciencia y apreciar los pequeños detalles, una mala salud mental puede distorsionar nuestra percepción de la vida, afectar nuestras relaciones y marcar las decisiones que tomamos.

En medio de nuestras propias rutinas y preocupaciones, muchas veces no nos damos cuenta que hay personas
a nuestro alrededor que sufren en silencio, incapaces de compartir sus tormentos internos. Quizás no tengamos todas las herramientas para ayudarlas, pero siempre podemos ofrecer algo valioso: nuestra compañía, comprensión y empatía. Seamos una luz en la vida de los demás, una fuente de bendición que de testimonio del amor de un Dios comprensivo, que siempre está dispuesto a sanar y escuchar las heridas del alma, incluso aquellas que no se expresan en palabras.

Si hoy sientes que la vida pesa y el futuro parece incierto, te invito a hablar con Aquel que todo lo sabe, quien conoce los sentimientos más profundos de nuestro corazón y cuida hasta a las aves del cielo. ¡Cuánto más hará
por nosotros!

El primer paso es reconocer nuestras luchas y debilidades, ser vulnerables ante nuestro Creador y permitir que en nuestra debilidad Él nos fortalezca. No temas compartir con Dios tus pensamientos más profundos. Aunque Él ya los conoce, desea escucharlos para actuar en tu vida.

La salud mental es el pilar de una vida plena, la clave para enfrentar las dificultades de manera sana y constructiva. Reflexionemos sobre la importancia de encontrar ese equilibrio tan anhelado, aunque a veces parezca distante. Ayudemos a aquellos que no pueden hacerlo por sí mismos y seamos cómplices en marcar la diferencia entre la cumbre y el abismo en la vida de una persona.

Quiero concluir con este versículo que nos invita a confiar y esperar en Dios llevando a él nuestros pesares y cargas, “Cuando yo decía: Mi pie resbala, Tu misericordia me sustentaba. En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma." (Salmos: 94, 18, 19)

Palabras claves: Confiar, ayudar, compartir, vida plena y sanar.

 

 
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