FUI UN NIÑO
-Por Milagros Bayona-
Yo me entregué a la vida.
Fui un niño que abrió las manos.
Alguien que luego abrió su costado,
pero eso es otra cosa.
Yo no quería, ni mi Padre-Madre tampoco.
Solo sé que al final tuvo que ser así
y mi Padre-Madre y Yo lo aceptamos.
Yo no me centré en el pecado del hombre.
Yo soñé que era mi hermano y luego le amé.
Después se asomó la muerte.
Todo el que siembre mi semilla
se entusiasma y vivifica.
Mis hermanos y Yo somos del Padre.
Somos felicidad plena,
abundancia del Bien
sabiduría que se recrea en la pequeñez
de cada día.
Y así en lo cotidiano del servicio,
se enriquece.
Yo fui un niño que abrió todo su ser.
Yo les dí la fuerza del Espíritu.
Ellos tienen mi gracia y
el poder de la gloria.
Ellos son el esplendor de la Vida Nueva.
Son mi huella y mis entrañas.
Ya no puedo estar más adentro de ellos y
ellos más adentro de Mí.
Fui un niño que abrió su mente
y pensó solo en la dignidad de la vida.
Pensó solo en la libertad y la curación.
Pensó que pensar no bastaría
y el sentimiento se amplió
hasta que no hubo razones
para cesar de amar ni un segundo.
Fui un niño no solo en Belén,
Egipto y Nazareth. Fui niño en
todo mi trayecto hasta el final.
¡Y eso es lo único que quiero
que sean ustedes!
No les pido otra cosa
que se dejen llevar
por el único que los ha amado verdaderamente.
Confíen en Mí y sepan que
aunque todos los dejen, yo
estaré siempre con quienes
se encuentran sometidos
por los poderosos de este mundo.
Confíen en Mí porque soy
su Padre Dios misericordioso
y al mismo tiempo su
hermano que los sirve.
No los puedo dejar solos
porque perdería mi Ser.
Soy su Dios.
Soy su hermano.
Pero ante todo soy un niño
que espera que lo amen. |