EL CAMINO DE LA CARIDAD
-Por Marcelo E. Miraglia-
Es muy difícil saber con exactitud cuántas personas en el mundo, trabajan y sirven al prójimo sin esperar nada a cambio. Seguramente son muchísimas y lo hacen de manera callada sin llamar la atención. ¡Que bueno es tomar algún ejemplo puntual para animarnos y como ellos poder ser protagonistas!
Todos los jueves por la tarde, puede verse a una señora mayor visitando algunas de las casitas pertenecientes al barrio más pobre y humilde de su Parroquia: su nombre es Blanca. Ella es muy querida y respetada por todos los lugareños. Su palabra vale mucho más que el oro del mundo. Es muy responsable y actúa con total seriedad y delicadeza. Nadie desconfía de ella. Otras personas la secundan y asisten en sus actividades, juntas forman un grupo llamado Conferencia de San Vicente de Paúl donde Blanca es su presidenta. El párroco y toda la comunidad saben perfectamente de sus cualidades como organizadora y servidora de los más indigentes. Tiene una visión sobre la realidad social tan clara que con frecuencia, en las reuniones de “Junta Parroquial”, Blanca convitiéndose en una suerte de “vocera de los pobres” ha intervenido con observaciones que lograron cambiar el rumbo de las mismas, haciendo que todos pusieran sus pies sobre la tierra. Con palabras suaves y en un tono de “corrección fraterna” siempre ha llegado al corazón de cada uno haciendo descubrir los puntos en común.
En cierta oportunidad fue invitada por los jóvenes de su Parroquia para brindar testimonio y comentar detalles referidos a su actividad pastoral. El encuentro comenzó en un clima de silencio y expectativa. Blanca y su compañera, la señora María, se presentaron y comentaron brevemente en qué consistían sus actividades. Después se generaron una batería de preguntas al respecto, las cuales fueron contestadas detalladamente con mucha paciencia y claridad. Al ver esto alguien del auditorio le formuló la siguiente pregunta: “¿Quién fue San Vicente de Paúl?”, Blanca le respondió con algunos de los pasajes más importantes de la vida del santo, y resaltó: “Es el Patrono de las obras de Caridad”. Más adelante continuó diciendo: “Nuestro fundador es Federico Ozanam: un laico casado y padre de familia que junto a un grupo de amigos viendo la realidad social de París en aquel entonces, se inspiró en San Vicente tomando para sí el carisma de la Caridad”. Más tarde al terminar la merienda que habían preparado les dijo: “Chicos, les dejamos un regalo para ustedes: un libro sobre la vida de Federico Ozanam: ¡léanlo!, ¡éste sí, fué un verdadero cristiano!”. Después tomando su Biblia leyó un texto de la Carta del Apóstol Santiago:
“De la misma manera que un cuerpo sin alma está muerto, así está muerta la fe sin las obras”. (Sant. 2,26).
Una vez finalizada la lectura los jóvenes en un profundo silencio, se miraron unos a otros. Después, Blanca invitó a quienes quisieran tener una experiencia de apostolado junto a los más pobres. Varios de los presentes se apuntaron para colaborar e ir como voluntarios. La reunión fue inolvidable para esos jóvenes y siempre la recordaron como un punto de inflexión en su camino de fe para siempre.
La caridad cristiana es el camino que lleva a la perfección, su raíz está en el “mandamiento del Amor” que nos regala Jesús. Precisamente es Él quien realiza el mayor acto de amor de todos los tiempos.
Para reflexionar:
¿Qué me propone el Señor para emprender el camino de la Caridad?
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