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Gracias Padre, Hijo y Espíritu Santo

Te doy gracias Padre,
por lo que estás haciendo hoy en mi vida,
te doy gracias de todo corazón,
porque tú me sanas,
porque tú me liberas,
porque tú rompes las cadenas y me das libertad.

Gracias Señor Jesús,
porque ya no sufro,
estoy contento.
Todavía me queda una lágrima
que abraza los ojos cansados.
Recógela, Señor.
Es el don del pobre,
que te ofrece lo que todavía es suyo.
Sobre mi cabeza brilla
la luz de la claridad divina.

Te doy gracias, Espíritu Santo,
por la fe,
gracias por el amor que has puesto en mi corazón.
¡Qué grande eres, Señor Dios!
Bendito y alabado seas, Señor.
Amén.

 

 

Oración a san Pablo

Jesús, te alabo
por haber convertido a Pablo
de perseguidor
en incansable apóstol de la Iglesia.

Te alabo
porque escogiste al apóstol Pablo
como testigo y animador
de la total entrega a Dios
y al prójimo en el amor.

Te alabo
porque con la vida
y la palabra de san Pablo
me enseñaste la plena disponibilidad
a la voluntad del Padre
en todas sus manifestaciones.

Señor, que iluminaste con la fe
a muchísimas personas
por la predicación del apóstol Pablo;
concédenos experimentar
su protección
y ser como él
testigos de la verdad ante el mundo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

 

 

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

 

"Ven Espíritu Santo, y enséñame a esperar.

Porque las cosas que deseo no llegan rápidamente, enséñame a esperar.

Porque no puedo pretender que los demás cambien de un día para el otro, enséñame a esperar.

Porque yo mismo voy cambiando muy lentamente, enséñame a esperar.

Porque la vida tiene sus estaciones y todo llega a su tiempo, enséñame a esperar.

Para que acepte que no estoy en el cielo sino en la tierra, enséñame a esperar.

Para que no le exija a este día lo que no me puede dar, enséñame a esperar.

Para que reconozca que el mundo no puede estar a mi servicio, enséñame a esperar.

Ven Espíritu Santo, y enséñame a aceptar que muchas cosas se posterguen, para que valore lo que la vida me propone ahora, aunque sea pequeño, aunque parezca poco.

Ven Espíritu Santo, enséñame a esperar.

Amén."

 

Invocaciones al Espíritu Santo

¡Santo Espíritu!
Por intercesión de la Reina de Pentecostés
sana mi mente de la irreflexión, la ignorancia,
los olvidos, los prejuicios, los errores,
y engendra en todo mi ser la sabiduría,
Jesucristo Verdad.

Sana mi corazón de la indiferencia,
la desconfianza, las malas inclinaciones,
las pasiones, los sentimentalismos,
y engendra en mí los gustos, los sentimientos,
las inclinaciones de Jesús Vida.

Sana mi voluntad de la pereza, la ligereza,
la inconstancia, la desidia,
la obstinación, los malos hábitos
y engendra en mí a Jesucristo Camino;
el amor nuevo a todo lo que Jesucristo ama
y al mismo Jesucristo.

Eleva sobrenaturalmente:
la inteligencia con el don de entendimiento;
mi saber, con el don de sabiduría;
el conocimiento, con el don de ciencia;
la prudencia, con el don de consejo;
la justicia, con el don de piedad;
la fortaleza, con el don de fortaleza espiritual;
la templanza, con el temor de Dios.
Amén.

Beato Padre Santiago Alberione

 

El Espíritu de Dios está en nosotros  – Por Víctor Corcoba Herrero -

Mar, si fuese río yo te daría todo mi cauce,
mis aguas cristalinas y mis versos transparentes,
mis sendas literarias y mis soledades convenidas,
            ¡por sólo un beso de tus olas en mi cuerpo!

Tierra, sí fuese camino yo te daría todos mis andares,
mis sueños de caminante y mis ensueños de poeta,
mis silencios acompasados y mis abecedarios  sublimes,
            ¡por sólo una rosa de tus entrañas en mi alma!

Como soy parte de tu creación, yo te doy mi corazón
con el que navegar por el mundo mientras viva
y con el que enhebrar el más níveo de los poemas,
            ¡por sólo una espiga de luz en mi vida¡

Ayúdanos, Padre, a elevar nuestra voz a las alturas,
a permanecer en el amor y a ser amor,
a engrandecernos contigo y a ser tu belleza.
            ¡La belleza que habla de Dios,
            y que con Dios se funde, por sólo un deseo!

 

 
 

ORACIÓN A SAN JOSÉ PATRONO DE LA IGLESIA UNIVERSAL

 

San José representó aquí en la tierra la paternidad de Dios hacia Jesús. Verbo encarnado. Vivió siempre con profundo respeto y amor hacia el Hijo legal y conocía bien su rol hacia El.

Jesús, a su vez profesaba hacia san José, una profunda reverencia, un amor efectivo y tierno, una serena confianza, una constante docilidad.

"San José junto con María, estaba llamado a preparar para el mundo al Maestro único, al Sacerdote, a la Víctima. Y Jesús, con total entrega, miraba al pleno cumplimiento de la voluntad de su Padre de los cielos" (Beato S. Alberione).

"Si es verdad que la Iglesia entera es deudora a la Virgen María por cuyo medio recibió a Cristo, después de María es a San José a quien debe un agradecimiento y una veneración singular" (San Bernardino de Siena).

 

 

San José,
Patrono de la Iglesia Universal,
te pedimos que veles sobre el Papa,
los Obispos, sacerdotes,
consagrados y laicos
e intercedas por la santificación de todos.

Te pedimos por la extensión,
exaltación y libertad de la Iglesia,
que continúa la misión de Jesús,
tu Hijo adoptivo.

Cuídala del error, de la ignorancia
y de todo mal.

Defiéndela del “príncipe de este mundo”,
como un día defendiste la vida de Jesús
del egoísmo de Herodes.

Que pronto se realice el gran deseo
de Jesús:
“Que sean Uno”.
Que haya un solo rebaño
bajo un solo pastor.

Alcánzanos la gracia de ser miembros
vivos y activos en la Iglesia peregrinante,
para que gocemos, después eternamente
en la Iglesia triunfante.

Autor: Beato padre Santiago Alberione

 

Oración a las heridas del Señor – Por Padre Benito Spoletini, ssp -

Por tus heridas, sánanos.

Por la herida de tu costado,
sánanos de los amores equivocados, de los odios,
de los rencores, de las envidias,
de los sentimientos enfermos.
Por tus heridas hemos sido sanados.

Por las heridas de tus manos,
sánanos de las malas acciones,
de las muchas omisiones,
de las obras buenas impedidas.
Por tus heridas hemos sido sanados.

Por las heridas de tus pies,
sánanos de los malos pasos,
de los andados fuera de tu voluntad,
de los pasos no andados por pereza,
del bien que he impedido a los demás.
Por tus heridas hemos sido sanados.

Por las heridas de tu cabeza,
sánanos de los malos pensamientos,
de los pensamientos inútiles, de los falsos juicios,
de las imaginaciones vanas y pecaminosas,
y de las disipaciones y los miedos paralizantes.
Por tus heridas hemos sido sanados.

Por las heridas de tu espalda,
abiertas por la flagelación,
sánanos de las heridas de la sensualidad,
del desorden de los sentidos,
del mal uso del cuerpo,
de las faltas contra la dignidad de las personas.
Por tus heridas hemos sido sanados.

Señor Jesús, por tus heridas hemos sido sanados,
que también nosotros podamos sanar
a cuantos se nos acercan.

Amén.
 
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