EL MALENTENDIDO DEL "INFIERNO":
GEHENA Y EL VERDADERO SIGNIFICADO BÍBLICO JUICIO DEL ETERNO
-Por Lic. Santiago F. Garavaglia-
El concepto del “infierno” tal como se presenta en muchas corrientes del cristianismo ha sido objeto de numerosas interpretaciones a lo largo de los siglos. Esta idea, arraigada en la cultura popular, representa un lugar de tormento eterno donde los pecadores son castigados después de la muerte.
Al estudiar más de cerca las Escrituras y sus contextos originales, descubrimos que esta imagen tradicional se deriva de una confusión histórica, principalmente con la traducción de la palabra "gehena" como "infernus" en la Biblia latina, lo cual alteró el entendimiento de las enseñanzas de Jesús.
Origen de la palabra "Gehena"
En los Evangelios, Jesús utiliza varias veces el término "gehena" para advertir sobre las consecuencias de vivir en oposición a la voluntad de Dios. En el contexto judío del primer siglo, "gehena" (“Ge-Hinnom” = Valle de Hinom) era una referencia directa a un lugar físico, llamado así y ubicado al suroeste de Jerusalén, en las afueras de la ciudad. En la época del AT, este valle fue testigo de prácticas paganas aberrantes, como los sacrificios de niños al dios Moloc (2 Reyes 23,10; Jeremías 7,31). A raíz de estas prácticas, se convirtió en un lugar despreciado, asociado con la corrupción y el pecado.
Con el tiempo, el Valle de Hinom (o “gehena”) pasó a ser un basurero a cielo abierto, donde se quemaban desechos, la basura de la ciudad y el fuego no se consumía nunca. En Marcos 9,43-48, Jesús utiliza una hipérbole al decir que es mejor entrar al Reino de Dios manco o cojo que "ser arrojado en la gehena, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga." Esta es una advertencia vívida, pero no debe tomarse como una descripción literal de un lugar. La mención del fuego inextinguible y los gusanos no es una referencia a un sufrimiento eterno en un "infierno" subterráneo, sino una imagen simbólica tomada de Isaías 66,24, que representa la destrucción total de aquellos que rechazan a Dios.
Jesús y la Gehena
Un ejemplo significativo es en Mateo 5,22, cuando advierte que "cualquiera que diga: 'Necio', quedará expuesto al fuego del infierno (gehena)". Aquí, la "gehena" es empleada como un símbolo de juicio divino, una advertencia sobre las consecuencias espirituales de comportamientos destructivos. Del mismo modo, en Mateo 10,28, Jesús dice: "No teman a los que matan el cuerpo y no pueden matar el alma; teman más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno (gehena)". Por lo tanto, cuando Jesús habla de la "gehena", está usando una metáfora poderosa que sus oyentes entendían claramente. No se refería a un "infierno" en el sentido moderno, sino a un lugar de destrucción final, una advertencia gráfica sobre las consecuencias de apartarse de Dios.
La "gehena" es, por tanto, un símbolo de la separación definitiva de Dios. No es simplemente una amenaza de castigo físico, sino una advertencia sobre el riesgo de perder la vida en comunión con el Creador. Esta comprensión es clave para entender el propósito de Jesús al usar esta palabra: más que asustar con imágenes de tormento, estaba llamando a la conversión, a una vida orientada hacia el amor y la misericordia.
El problema de la traducción
Un problema en la transmisión de este concepto ocurre con la traducción de la Biblia al latín. San Jerónimo, en la Vulgata, tradujo "gehena" como "infernus", que en latín significa "lugar inferior" o "subterráneo". En el mundo grecorromano, los "lugares inferiores" eran asociados con el inframundo, lo que llevó a una identificación automática del término con el "infierno" como lugar de tormento eterno.
El uso de "infernus" aunque es comprensible en el contexto cultural del momento, no refleja la intención original de los Evangelios, sino más a una visión del "infierno” similar a los castigos por Dante Alighieri en La Divina Comedia. Sin embargo, este enfoque distorsiona el mensaje bíblico, alejándolo del propósito original de Jesús.
Implicaciones teológicas
Comprender la "gehena" correctamente es crucial para una teología que se centre en el amor y la misericordia de Dios. Jesús no vino para condenar al mundo, sino para salvarlo (Juan 3,17). Las advertencias sobre la "gehena" no deben entenderse como una amenaza constante de condenación, sino como una llamada urgente a la conversión y al seguimiento del camino del Reino de Dios.
En lugar de temer un castigo físico eterno, la enseñanza de Jesús sobre la "gehena" debe llevarnos a reflexionar sobre las elecciones que hacemos en nuestra vida cotidiana. ¿Nos orientamos hacia el amor, la justicia y la misericordia, o nos alejamos de Dios a través del egoísmo y la indiferencia? El verdadero juicio no es una tortura eterna, sino la posibilidad de una existencia separada de la plenitud de vida que Dios nos ofrece.
El enfoque correcto sobre la "gehena" nos devuelve al propósito original de las Escrituras: mostrarnos el camino hacia la vida eterna con Dios, una vida de justicia, amor y paz, en lugar de la separación y destrucción que representa la "gehena". Al interpretar correctamente estos términos, podemos profundizar en nuestra comprensión de la enseñanza de Jesús y responder a su llamado a la conversión con mayor claridad y esperanza. |